Retrato de caballero

Retrato de caballero

Antonio Gisbert Pérez (Alcoi, 1834 - París, 1901)

Se trata de una obra juvenil del pintor, en la que se muestra deudor de los prototipos de Federico de Madrazo, particularmente sencillos y austeros en el caso de los retratos masculinos. Al igual que su maestro, Gisbert manifiesta una gran habilidad para reproducir las calidades táctiles y visuales de las telas, así como para reproducir con fidelidad las fisonomías, dotándolas de una cierta idealización. En este caso, Gisbert se revela más preocupado por dibujar con precisión y por dotar de volumen a la figura, que se recorta sobre un fondo neutro de forma rotunda. El acabado resulta más apurado que el del maestro, casi cristalino, en la tradición del purismo, aunque sin descuidar la relación con el natural. El resultado es una pintura elegante, igual que el retratado, muy consciente del papel social que representa. El libro cerrado que lleva en su mano izquierda y el ramillete de cinco capullos de color rosa en su mano derecha, que exhibe de forma patente, invita a pensar en su simbolismo Se ha sugerido que tuviera que ver con su profesión, relacionada con las ciencias naturales, o bien pudiera ser un gesto de enamorado.