Boceto de techo para el Teatro Principal de València

Boceto de techo para el Teatro Principal de València

José María Brel Giral (València, 1832-1894)

En el extremo inferior de un gran círculo aparece el escudo de la ciudad, ubicado en el interior de una cartela, flanqueada por dos hipocampos montados por figuras femeninas desnudas, rodeadas de una decoración de grutescos. En la franja circular que define ese espacio aparecen tres medallones con el busto de otros tantos personajes masculinos, supuestamente dramaturgos. La composición principal se organiza en el interior de la circunferencia, dividida en cuatro escenas, separadas, a modo de radios, por otras tantas personificaciones alegóricas, ubicadas en el interior de hornacinas, que se han identificado con la pintura, la escultura, la música y la poesía. Estas escenas alegóricas, de inspiración clásica, remiten al tipo de espectáculos que tienen lugar en el teatro. La situada en el extremo opuesto al escudo de la ciudad representa a Apolo coronando a un personaje vestido a la usanza del siglo XVII, acaso el pintor valenciano José de Ribera, muy prestigiado en aquel momento. Cabe recordar que Brel formó parte de la Comisión Ejecutiva que llevó a cabo el Monumento a Ribera en València en 1888. En la escena se reconoce a la Fama, con la trompeta, y a Clío, la musa de la historia, a la derecha, escribiendo el imborrable nombre del genio para la posteridad.

José María Brel Giral es una polifacética e interesante personalidad de la València del siglo XIX, que cultivó diferentes géneros pictóricos, aunque se mostró orgulloso de ser reconocido como pintor de historia, en tanto que capacitado para concebir obras de composición y visualizar grandes asuntos. La decoración del techo del Teatro Principal de València, que no se llevó a cabo, se enmarca en su importante dedicación escenográfica.

La afición a envolver los espacios del ocio con iconografías de raigambre clásica se debe a la consideración que representa la cultura en el mundo urbano, fundamentalmente cosmopolita, que unifica a los habitantes de las grandes capitales. Funciona como seña de identidad propia de una clase social, que se legitima a través de la historia.