Leopoldo García Ramón nació en Valencia el día 11 de septiembre de 1876. Su padre tenía el oficio de pintor mural. Desde su adolescencia, Leopoldo comenzó a trabajar con los pintores decorativos, llegando a formar parte de la Sociedad de Pintores Murales, fundada hacia las décadas de 1870-80. El hecho de crecer en este ambiente, así como el conocimiento de la actividad artística desde la infancia, hicieron del joven Leopoldo un aprendiz aventajado, que se formó esbozando y dibujando de una manera prácticamente autodidacta. La calidad de sus dibujos y de sus primeras obras de pincel sería el punto de inflexión que marcaría su futuro artístico y la causa por la que algunos de los artistas pintores conocidos por su padre, o por el propio García Ramón, le animaron a inscribirse como alumno en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

En el año 1900 Leopoldo García Ramón toma una arriesgada decisión y se marcha a París, hecho que marcaría tanto su futura carrera artística como la personal. El pintor fijaría allí su residencia durante largos años, aunque en el transcurso de dicha estancia hizo bastantes visitas a Valencia y pasó muchas de las temporadas estivales en Jávea. A finales de 1913 el pintor retorna a Valencia en uno de sus viajes periódicos. Es a partir de ese momento cuando encontramos las primeras noticias documentadas de las estancias veraniegas en Jávea.

Podemos hablar de la existencia del foco pictórico de Jávea, un grupo de artistas que frecuentan la villa con asiduidad y que fijándose en su naturaleza crean un estilo propio dentro de las múltiples tendencias de la pintura valenciana del momento. Ese foco, iniciado por Joaquín Sorolla a finales del siglo XIX, se desarrollaría desde la primera década del nuevo siglo hasta los años treinta y estaría formado fundamentalmente por Leopoldo García Ramón, Ricardo Verde, Higinio Blat, Pedro Bas, Andrés Lambert o el marinista Salvador Abril.

Las siguientes noticias sobre el regreso a Valencia de Leopoldo García Ramón aparecen en la prensa valenciana en 1914, con ocasión de su participación en la Exposición de Pintura, Escultura y Arte Decorativo organizada por el Círculo de Bellas Artes de Valencia y celebrada en diciembre de ese año. La siguiente manifestación en la que participa García Ramón es la Exposición de la Asociación de la Juventud Artística Valenciana de 1916, celebrada con gran éxito durante los meses de julio y agosto.

Muy pocas noticias se conocen de la vida de Leopoldo García Ramón en París durante los años veinte. Sin embargo, a través de las informaciones sobre su discípulo Pedro Bas, quien motivado por su maestro llegó a París con su esposa a finales de 1924, sabemos que el pintor vivía allí. El ambiente artístico y cultural de la ciudad en los denominados felices años veinte era un auténtico hervidero de nuevas sensaciones, después de la tragedia que supuso la I Guerra Mundial.

En febrero de 1928 García Ramón celebra una gran exposición individual en el Ateneo Mercantil de Valencia, en la que presenta una buena parte de su producción de los últimos años, pero también algunos de sus grandes cuadros realizados durante la década anterior, una cuidada selección de sus obras valencianas y francesas. Esta dualidad será una constante en las sucesivas exposiciones de García Ramón, quien encuentra un personal equilibrio estilístico al fundir en los cuadros de temática valenciana aspectos estéticos de clara influencia francesa y, por el contrario, pequeñas telas de París en las que brilla una sutil luminosidad propia de la escuela pictórica valenciana.

Durante la primera mitad de los años treinta la vida de Leopoldo García Ramón se desarrolla principalmente entre París, Barcelona y Valencia. Durante ese ir y venir el pintor celebra varias y consecutivas muestras individuales en la ciudad condal, en las obtuvo un importante éxito artístico y comercial. No obstante, García Ramón permaneció en París hasta mediados de los años treinta y nunca llegó a plantearse fijar su residencia en Barcelona.

En julio de 1951 se celebró en Valencia, en el antiguo recinto de la Feria Muestrario, la Primera Exposición Bienal de Arte del Reino de Valencia, un certamen organizado por el Instituto Iberoamericano para mostrar el panorama artístico regional. El catálogo de la muestra presenta a Leopoldo García Ramón como natural de Valencia, domiciliado en la calle Quart, número 63, señalando que fue discípulo de Mariano García, Medalla de Plata en el Ayuntamiento de París y Premio del Círculo de Bellas Artes de Valencia en 1914. Poco después, en noviembre de 1952, el pintor realiza una exposición individual con 56 obras en la valenciana Sala Prat. En 1954 el pintor celebra una exposición individual en las Galerías Colomina de Barcelona, que se llevó a cabo del 7 al 15 de noviembre.

Su estudio de la calle Quart de Valencia era visitado por artistas e intelectuales, como Manuel González Martí, los pintores Valentín Urios, Ernesto Furió, Pedro Bas y el astrónomo y escritor Pigmalión. Allí celebraban tertulias que también eran frecuentadas por el bodegonista Federico Badenes o artistas como Zamorano o Diago. En sus últimos años García Ramón dejó de pintar, limitándose a retocar de vez en cuando alguno de sus cuadros: la edad, la falta de energías y la pérdida de la ilusión por la pintura le habían sumido en una cierta apatía al enfrentarse con los pinceles. Alejado de la vida artística valenciana, de la que seguramente ya no se sentiría parte, se encerraba en su estudio para descansar y observar algunas de sus obras realizadas en plena juventud.

El Museo de Bellas Artes de Valencia ha cedido en préstamo para la ocasión cinco obras de García Ramón pertenecientes a su colección permanente: un Autorretrato (óleo sobre lienzo, 51,1 x 39,9 cm); un Bodegón (óleo sobre lienzo, 53 x 69 cm); Valenciana (óleo sobre lienzo, 102 x 83 cm); El baño (óleo sobre lienzo, 71 x 99,2), donado por el propio autor; y un Retrato masculino (óleo sobre lienzo, 55,3 x 41,6 cm).