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Taller El Paisatge: Un gènere de la mirada

Taller El Paisatge: Un gènere de la mirada

Taller El Paisatge: Un gènere de la mirada

Con el taller El paisatge: un gènere de la mirada iniciamos un ciclo cuya finalidad es partir de la tradicional división por géneros pictóricos desde una concepción amplia, es decir, que incluya las manifestaciones fotográficas y del arte de nuestros días. El objetivo principal es acercarse a la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Valencia y a las diversas exposiciones temporales que, siguiendo este criterio, podrían entrar en un interesante diálogo entre historia y contemporaneidad, tradición y modernidad.
Consta de cinco bloques temáticos que contemplan diferentes subgéneros que históricamente han formado parte de la representación pictórica del paisaje. Éstos son: el paisaje de interiores, viajes y paisaje, la mirada de la ciudad, el paisaje imaginario y el paisaje de la cultura. En estos enunciados se incluyen los tradicionales interiores holandeses, las marinas, los paisajes con escenas mitológicas o religiosas, las vistas de ciudades y los paisajes urbanos, los paisajes costumbristas, y todos aquellos subgéneros pictóricos en los que de un modo participa el paisaje.

1.- El paisaje de interiores
El paisaje de interiores se puede considerar como una especie de puesta en escena. En estos paisajes está presente una visión que va desde la cotidianeidad de los interiores holandeses a la mirada historicista de la pintura decimonónica, precedente inmediato de muchas escenografías teatrales y cinematográficas.

2.- Viajes y paisaje
En este apartado se incluye el concepto de paisaje entendido como mirada distante en el tiempo y en el espacio. Es el paisaje visto por los aventureros y los comerciantes de las grandes exploraciones y de los inicios de la expansión mundial del comercio. También es el paisaje del exotismo y de la ruina.

3.- La mirada de la ciudad
En este punto se trata especialmente el paisaje urbano. La ciudad como espacio vital y como espacio de la representación religiosa, mitológica y del poder que deja su impronta en los trazados urbanos; pero también es preciso acercarse, asimismo, a la pintoresca imagen turística de pueblos y ciudades.

4.- El paisaje imaginario
Bajo este epígrafe agrupamos las formas esenciales o arquetípicas que configuran lo que denominamos paisaje. De este modo, con una simple línea que atraviesa todo el cuadro transversalmente ya percibimos un horizonte. Pero en un paisaje imaginario puede acontecer cualquier cosa: como la aparición de una escalera que comunica con el firmamento; o las formas pétreas que se vuelven seres animados; o los seres animados metamorfoseados en montañas o en extrañas formas vegetales; o las vertiginosas constelaciones que, desde Alberto Durero a Miró, han trazado un firmamento de imaginativos seres familiares y fantásticos.

5.- El paisaje de la cultura
Para este bloque, que hemos denominado con este extraño título, se hace referencia al paisaje entendido a modo de instantánea de la época y de las costumbres en que está pintado. El fin es percatarse de cómo se representa la naturaleza construida desde la cultura de cada periodo histórico. El tipo de cuadros, e imágenes en general, que mejor refleja este concepto es el tradicional género de las escenas costumbristas.
Volviendo a las características de este bloque temático se puede decir que la representación de las estaciones y de los meses del año también entrarían dentro de este apartado o subgénero. En realidad, lo propio del paisaje de la cultura es su carácter.

 

Para grupos escolares a partir de 8 años.

Más información
T. 96 387 03 19