En el espacio de lo que conocemos como "teoría de la vanguardia" y que irrumpió en tantos ámbitos durante el siglo XX, las libertades no solo tuvieron un reflejo en el territorio del arte no figurativo, sino que incidieron del mismo modo en todas las referencias a la realidad perceptiva, en las que los autores se distanciaron de lo cotidiano para plasmar una elaboración subjetiva, retomando el uso primigenio de la "poética" como "creación".

En nuestro país, después de la Guerra Civil (1936-1939), la dictadura propició un largo período de incomunicación, al mismo tiempo que una promoción de los valores más tradicionales que dificultaron el contacto de numerosos jóvenes con el arte precedente y con la modernidad. Durante aquellos años, además de los que se tuvieron que exiliar, algunos autores anteriores como Genaro Lahuerta o Pedro de Valencia realizaban creaciones menos arriesgadas, otros (Salvador Soria, Eusebio Sempere) llegaron a conocer, y por tanto, a intervenir muy precozmente, en las nuevas corrientes surgidas tras la conflagración mundial. Desde aquellos momentos difíciles y hasta nuestros días, las poéticas figurativas han alcanzado una obra muy extensa que ha sido incorporada a los museos a través de adquisiciones o donaciones, constituyéndose en testimonio del quehacer de los pintores dentro de la más estricta contemporaneidad.

La muestra que nos acompaña, sin pretender configurar una síntesis del arte valenciano de la época, sí que lo es de los fondos que, en esa dirección, posee el Museo de Bellas Artes de Valencia, que durante largos períodos ha tenido serias dificultades para incrementar sus depósitos. En ella, no solo se han reunido artistas valencianos, sino también algunos otros de relevancia (Oriach, Martínez Novillo o Palencia) que por diversos cauces se agregaron a las colecciones, configurando así un selecto panorama de obras en las que, con distintos niveles de relación con la percepción objetiva, se extiende en unos casos como testimonio desde el compromiso social, y en otros hasta la imaginación literaria, pasando por las más diversas interpretaciones y manipulaciones de los referentes, en función del proyecto estético.

La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos tiene una larga trayectoria de colaboraciones con el Museo de Bellas Artes de Valencia, del que fue su germen originario y donde tiene depositado su patrimonio. Esta exposición pretende ser un paso más en esas alianzas, que no tienen otro propósito que contribuir al acercamiento de las obras a los ciudadanos; puesto que proteger, estudiar, conservar y difundir el patrimonio es, en definitiva, el conjunto de nuestros objetivos comunes.

Vídeo de la exposición