Exposiciones pasadas

Obra invitada: LA PREDICACIÓN DE SAN VICENTE FERRER, de Alonso Cano

Obra invitada: LA PREDICACIÓN DE SAN VICENTE FERRER, de Alonso Cano

Obra invitada: LA PREDICACIÓN DE SAN VICENTE FERRER, de Alonso Cano

La estrecha colaboración con FUNDACIÓN BANCO SANTANDER ha permitido que el Museo de Bellas Artes de Valencia cumpla su antigua aspiración de exhibir juntas, temporalmente, las dos pinturas de La predicación de San Vicente Ferrer de Alonso Cano, que se conservan en el Museo y en la Colección Banco Santander. Ambas obras, muy similares entre sí, se disputan ser la pintura realizada por el pintor granadino durante su breve estancia en Valencia entre 1644-1645, para el altar de una de las capillas laterales del convento de San Francisco, a la que hace referencia Antonio Palomino en la biografía de Cano en El Parnaso español pintoresco laureado.

El dominico Vicente Ferrer (Valencia, 1350 – Vannes, Francia, 1419) fue una de las personalidades que mayor influencia tuvo en la Europa de su tiempo. Teólogo, místico, filósofo, político y, sobre todo, orador, como se deduce de sus numerosos sermones, fue nombrado Predicador General de la Orden de los dominicos en 1389. Fue canonizado por Calixto III en 1455. En ambas pinturas se nos muestra al patrón de la Comunitat Valenciana en una de las facetas más conocidas de su personalidad.

El ejemplar del Museo fue adquirido por la Generalitat en 1987 a los herederos del Barón de Santa Bárbara; el de la Colección Banco Santander procede de la colección del Marqués de Guad-el-Jelú.

ALONSO CANO (Granada,1601-1667) ocupa un lugar destacado en la historia del arte español. Dotado de una gran personalidad, destacó con igual maestría como pintor, escultor y arquitecto. Su formación artística se inició con su padre, Miguel Cano, tracista y autor de retablos. Con posterioridad, y después del traslado de la familia a Sevilla en 1614, pasa al taller del pintor y teórico del arte Francisco Pacheco, donde pudo relacionarse con el joven Diego Velázquez y con Martínez Montañés.

En 1638, siendo ya un maestro acreditado en Sevilla, se traslada a Madrid llamado por el Conde-Duque de Olivares para trabajar en la corte como pintor y ayudante de cámara. Durante su estancia en Madrid, y al contacto con la pintura flamenca e italiana de la colección real, su estilo fue perdiendo el fuerte naturalismo propio de la pintura sevillana de este período.

Al ser acusado de instigador del apuñalamiento de su segunda esposa, en junio de 1644 marcha a Valencia, pasando algún tiempo en la cartuja de Porta Coeli, donde pensó ingresar, si bien en 1645 está de nuevo en la corte, donde contrata los retablos de la iglesia parroquial de Getafe.

En 1652 regresó a su ciudad natal, donde consiguió el cargo de racionero de la catedral, en la que dejó algunas de sus obras más emblemáticas, tanto de pintura como de escultura y arquitectura, ya que a él se deben las trazas de la fachada principal del edificio, su obra póstuma.

Fechas: 23 enero - 4 mayo 2014
Lugar: Sala 21 de la colección permanente (planta primera)
Producida por: Museo de Bellas Artes de Valencia y FUNDACIÓN BANCO SANTANDER